Wild Garden.


La soberbia y la poca confianza en sus empleados es lo que llevó a los dueños del Garden a la ruina económica.

Cuando les entregué la carta que convocaba elecciones sindicales ni siquiera se la leyeron, dieron por sentado que nadie les rechistaría nunca.

Estaban acostumbrados a manipular a sus empleados y a criticar sin piedad a aquellos que decidieran dejar de agachar la cabeza.

El mismo día que fueron oficiales los resultados les entregué las demandas de todos mis compañeros.

El echo de que se aprovechaban del desconocimiento de las leyes por parte de los trabajadores para obligarles a hacer jornadas de 14 horas fue lo que les hizo caer de su pedestal.

La inspección de Trabajo no tardó en presentarse y el juez les obligó a pagar una indemnización por cada trabajador sin asegurar y los atrasos en los pagos de la Seguridad Social con su correspondiente sanción.

Los importes fueron tan altos que no volvieron a abrir nunca. Recuerdo la última frase que les dije:

"Si tus sueños se están convirtiendo en pesadillas, más que quejarte de tu mala suerte, mejor analiza las decisiones que has estado tomando"



























No hay comentarios:

Publicar un comentario