Las casitas del 49.

Entre todos los productos milagro que se vendían en las farmacias en la década de los 60 había uno que realmente servía para todo:

El bálsamo chino, ese ungüento de olor muy penetrante que según rezaba su etiqueta servia para paliar todo tipo de dolencias.

Efectivo contra la artrosis, bronquitis, cefaleas, calambres, esguinces, congestión pulmonar, tos, golpes, lumbalgias, neuralgias, quemaduras, picaduras de insectos, reumatismo, resfriado y sabañones.

Por suerte hoy en día la industria farmacéutica no nos engaña como a chinos.

¿ O tal vez si ?












Riesgos Laborales.

Ya es hora del derribo de las antiguas viviendas de los trabajadores de la fábrica.

Construida en los años 50, estuvo habitada hasta hace relativamente poco.

Las historias que se ocultaban en su interior ya estaban siendo reducidas a escombros cuando me fijé en unos carteles que asomaban desde la montaña de cascotes, eran sobre los riesgos laborales que comportaban los diferentes puestos de trabajo.

En esa época, el Ministerio de Industria empezaba a hacer hincapié en la importancia de trabajar cumpliendo unas mínimas normas de prevención, algo que a los trabajadores de la vieja escuela les costaba un poco de entender.




























Villa Memento Mori.

Por tener un recuerdo de su existencia. Por eso se encargaba a un fotógrafo la difícil tarea de conseguir una foto del difunto que parezca que aun se encontraba entre los vivos.

En este caso, su consejo fue fotografiarlo con los ojos cerrados.

Las marcas de la muerte se pueden disimular con un poco de maquillaje o pintando los negativos a mano, pero cuando se apaga una mirada, ya no hay cámara fotográfica que pueda capturar el brillo de los ojos.