La Masía Nº 12.

Ya hace tiempo que no me reúno a charlar con mis vecinos.

Cada vez me daba más pereza ir de visita de cortesía a verles, pero si quieres sobrevivir en el campo, las buenas relaciones con tus vecinos son imprescindibles.

Antes de ser el último agricultor de la zona los payeses solíamos reunirnos bajo la sombra de algún árbol a contarnos nuestras batallas diarias.

Los problemas de la erosión del suelo, la sequía, las plagas o los bajos precios a los que nos pagaban las cosechas eran los temas más recurrentes.

En el mundo del campo todos éramos unos expertos en muchas materias, te tenías que espabilar, para gestionar una masía tan grande no sólo tenías que trabajar la tierra.

La gente de ciudad se sorprendía cuando te veía reparar la cosechadora o cualquier maquinaria.

Que sabrán ellos...








 



















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