Infancia rodada.


Recuerdo cuando los
Reyes me trajeron por fin mi muñeca patinadora, los gritos de alegría se debieron escuchar en todo el edificio. 

El chasco vino cuando mi padre se fijó en la frase que ponía en la caja:

 "PILAS NO INCLUIDAS".

 Hábilmente hizo un juego de manos y le puso las que encontró por casa, dos de la linterna, otra que tenía en un cajón... así pudo escurrir el bulto mientras bajaba a comprar más.

Para un niño no había nada peor durante la mañana de Reyes que quedarse sin pilas en su juguete recién estrenado.

Entonces no eran tan duraderas como las de ahora y en la ferretería del barrio se producían colas de padres desesperados.

 Y eso era algo que el ferretero tenía en cuenta.
























2 comentarios:

  1. Excelente secuencia fotográfica, cargada de emotividad al igual que el texto. Yo también soy de esa generación en la que quedarse si pilas el día de reyes era una tragedia. Un saludo.

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