Realizar mosaicos no sólo era fácil y barato, sino que además me relajaba mucho cuando los hacía.
Cristal, porcelana, piedras... Todo sirve para este arte.
Empecé haciéndolo por curiosidad y al final no había rincón en el interior ni en el exterior de mi casa que no tuviese sus mosaicos.
Al incorporarse mis hijos a esta bonita afición tuve que ponerme la pilas, de repente empezamos a hacer diseños más complicados, un lobo, un coche, un monumento, un escudo.
Resulta reconfortante saber que nuestra pequeña obra de arte perdurará en el tiempo, al fin y al cabo son piedras y cristales.