La producción del papel a partir de principios del siglo XIX se vio muy limitada y encarecida por la escasez de trapos viejos que era la materia prima hasta entonces.
Pero a principios del siglo XX se perfeccionó totalmente la industria con la sustitución de trapos viejos por la celulosa que obtenían de la pulpa de madera.
Las industrias papeleras prosperaron a niveles nunca vistos y se multiplicaron exponencialmente en las laderas de los ríos.
Hoy, los restos de estas fábricas permanecen olvidados, pero aun pueden contarnos un poco de su historia.
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