Por tener un recuerdo de su existencia. Por eso se encargaba a un fotógrafo la difícil tarea de conseguir una foto del difunto que parezca que aun se encontraba entre los vivos.
En este caso, su consejo fue fotografiarlo con los ojos cerrados.
Las marcas de la muerte se pueden disimular con un poco de maquillaje o pintando los negativos a mano, pero cuando se apaga una mirada, ya no hay cámara fotográfica que pueda capturar el brillo de los ojos.
genial!!!!
ResponderEliminarMerci Reca. ;)
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