¿Recuerdas cuando te despertabas a las 8 de la mañana de crío en el camping?
No era por las ganas de jugar, por perderte por el campo o de las ganas de desayunar.
El calor en la caravana a esa hora era el despertador de todo el mundo, daba igual que tus padres se hubiesen acostado tarde o que te hubieras tirado toda la noche jugando a la Game Boy...
En cuanto el sol asomaba por el camping... ¡todos en pié!