Vivía en la típica casa barata próxima a las vías del tren.
Antes se generaban núcleos de población en casi todos los enclaves que el ferrocarril tenía por todo el país.
Los tiempos cambiaron y ya no hacía falta tanta mano de obra, con la llegada de las nuevas tecnologías toda la maquinaria y los procesos fueron automatizándose y las casas iban quedando vacías hasta caer en el olvido.
Con orgullo puedo decir que la mía es la única que sigue en pié, después de tantos años junto a las vías no podría vivir en otra parte.