25 de Septiembre de 1975, ha venido el agente de la aseguradora a entregarnos la póliza para que la firme Francesc, yo no entiendo de estas cosas pero por lo visto no aparecía yo como beneficiaria.
En fin, cuando venga de trabajar ya lo mirará.
La luz del día comienza a disiparse mientras el viento hace golpear las ventanas, en un rato vendrán todos muertos de hambre y con este frío sólo apetece comer cosas calientes.
No hay calor más reconfortante después de una dura jornada en el campo que el desprendido por una magnífica chimenea mientras te metes entre pecho y espalda un buen plato de escudella.
Coloco sobre el fuego el caldero de cobre con unos seis litros de agua.
Una gallina, medio de jarrete de ternera, huesos de rodilla de jamón y de espinazo, butifarra negra, panceta y unos pies de cerdo. Y por supuesto abundantes hortalizas y verduras de nuestros huertos.
Somos gente de buen comer y aunque nuestro menú no es muy variado es realmente contundente, pese a eso en esta familia no esta bien visto dejarse algo en el plato. Todos sabemos como funciona esto, le has de decir "basta" a la abuela justo cuando falte un cucharón para lo que consideres que te puedes comer, porque siempre vendrá después un cucharón extra bien cargado.