Mi padre siempre quiso tener un hijo varón, tal vez por eso siempre mostró interés por enseñarme su oficio. Mi curiosidad y el paso de los años hicieron el resto. Al fin y al cabo aprendí de los mejores.
Fui de las primeras trabajadoras de este sector, recuerdo cuando inauguraron el lavabo de mujeres que hacía a su vez de vestuario.
En un mundo rodeados de hombres, ese era nuestro espacio de intimidad. Un lugar donde relajarse.